lunes, noviembre 25, 2024

Altos del Arapey Club de Golf & Hotel Termal “El legado de un sueño”

Así se titula el libro que contextualiza los 10 años de vida de Altos del Arapey Club de Golf & Hotel Termal, un resort cinco estrellas y all inclusive situado en las Termas del Arapey, en el departamento uruguayo de Salto. Un resumen de sus páginas en palabras del Gerente Comercial del establecimiento, Andrés Fernández.

Los 10 años de Altos del Arapey Club de Golf & Hotel Termal deben retrotraerse en el tiempo, para darle contexto al único resort de Uruguay en conjugar termas, campo de golf, spa y un exclusivo sistema all inclusive. Así se llegó a “El legado de un sueño”, un libro que recorre la historia del lugar y el cual puede sintetizarse gracias al aporte del Gerente Comercial del establecimiento, Andrés Fernández.

Camping, moteles y bungalós municipales: para fines de los ‘80, la localidad vivía del y para el turismo. Así fue como en 1988 el gobierno municipal creó el centro poblado en Termas del Arapey. “Vivian quienes trabajaban en las termas y algunos comerciantes, unas 100 personas”, dice Pablo Arieta, miembro fundador y primer presidente de la Liga de Turismo del lugar. 

Fue el abogado -e intrépido empresario- Jorge Tomás Bartesaghi quien quiso transformar la zona en un destino turístico de lujo. “Los alojamientos tenían una ocupación del 100%, había que reservar dos meses antes para conseguir lugar. Con eso y con un estudio que decía que en un radio de 600 km. había 40 millones de personas, el viejo se tiró al agua”, cuenta su hijo, Jorge Pablo Bartesaghi.

En 2001 nació el primer hotel cinco estrellas del destino –Arapey Thermal Resort & Spa– y la localidad de Arapey pasó de ser una zona rural con escasas construcciones a un centro turístico vibrante.

Hacia los Altos

Había una idea más ambiciosa: instalar un hotel cinco estrellas all inclusive, que tuviera cancha de golf de 18 hoyos y un pozo termal propio. Con las instalaciones listas, la inauguración tomó forma con un Torneo Internacional Abierto que se celebró en mayo de 2011. En aquel momento, el único pozo termal que existía en Arapey era de la década de 1940: Bartesaghi quería su propio pozo de agua ya que entendía la importancia de manejar y controlar el principal recurso del emprendimiento.

La obra tomó unos seis meses de trabajo y una profundidad de 955 metros, hasta que se decidió que el caudal de 150 mil litros por hora y una temperatura cercana a los 40°C era suficiente para abastecer las necesidades del hotel: en mayo de 2011 el agua “alumbró” por segunda vez la historia de Arapey. Con Miguel Bono como responsable del proyecto se avanzó en la construcción del hotel, que tomó dos años y el empleo de unos 300 trabajadores de Arapey y de los pueblos de Belén y Constitución. 

Altos del Arapey se inauguró el 27 de setiembre de 2013. Por primera vez en la historia de Uruguay, se logró que el festejo nacional del Día Mundial del Turismo se celebrara con la apertura del hotel, pero lo más importante fue que se generaron cientos de puestos de trabajo como así también captar un turismo más exigente en términos de calidad, con estadías más largas.   

La última etapa de la construcción se dio sobre 2019. “Bartesaghi siempre estaba pensando que más podía ofrecerles a los huéspedes. Y gracias a la Capilla celebramos muchos matrimonios. Se convirtió en un lugar muy especial”, explica el gerente operativo del hotel, Alfredo de Gorriaran.

De 2013 a 2023, el legado de un sueño llamado Altos del Arapey Club de Golf & Hotel Termal.

Piedra libre

En las primeras horas del 6 de enero de 1941, el grito de un puñado de hombres -que trabajaban en la perforación de un pozo en búsqueda de petróleo- rompió el silencio profundo que envolvía a la pequeña localidad de Arapey, ubicada a 80 kilómetros al norte de la ciudad de Salto, en Uruguay.

“¡Petróleo, petróleo!”, exclamaron bajo la lluvia de un líquido oscuro que emergía con fuerza de la tierra, formando una columna de varios metros de altura. Pero la emoción duró poco. Pasados unos minutos, el líquido comenzó a aclararse hasta ser casi transparente: el petróleo se había convertido en agua, y en una muy caliente.