En la Isla Grande de la Laguna del Monte en Guaminí, se encuentra esta estancia a 190 kms. de Bahía Blanca y a 490 kms. de Buenos Aires. Abarca las 600 hectáreas de la isla y es un paraíso para disfrutar de una experiencia inolvidable.
En la década de 1870 los malones de Calfucurá, Namuncurá, Pincén y Catriel eran amos y señores de estas tierras y solían acampar en un lugar que forma el arroyo Mallo Leufú con las márgenes de la Laguna del Monte para que el ganado robado pastara y bebiera en su camino a Chile.Después de las derrotas indígenas a manos del Coronel Nicolás Levalle y el Teniente Coronel Marcelino Freyre (fundador de Guamini en 1876), en 1879 se realiza el primer sorteo para la adjudicación de tierras del distrito y Miguel Casbas adquirió los lotes 53, 65, 66 y 67 que incluían en sus 40.000 hectáreas la Isla Grande y un sector de la laguna. Al morir Casbas en 1891 heredan estos campos su esposa María Osúa de Casbas y sus 9 hijos sobrevivientes.Luego hubo varios dueños de la isla: El Dr. Ramón Razquín desde 1938, Adela Redondo de Catoggio, José Alomar y Juan Echevers hasta que en 1981 la isla es comprada por la firma Hidroland S.A cuya dueña, la condesa húngara (para algunos austríaca) EnaWenckheim hizo grandes innovaciones construyendo el amplio chalet que llama “La Sistina” en recuerdo de la calle en que vivió cuando estaba radicada en Roma. La mansión, de 600 m2, luminosa, de blancas paredes con galería y pileta tiene 8 habitaciones climatizadas con baño privado y vista al parque, laguna o pileta y un gran living comedor que es todo ventanal casi de techo a piso, lugar perfecto para conversar, leer, escuchar música y tomar un café o algún trago. En 1993 la Condesa vende la Isla a la empresa Salentein Argentina B.V de capitales holandeses y en el 2007 la compra su propietario actual Ulrich Sauer, un alemán radicado en Zurich (Suiza). La isla tiene un área boscosa, pastizales y árboles dispersos donde andan libremente cerca de 400 ciervos entre ellos los ciervos Dama, 200 antílopes de la India con sus espectaculares saltos, guanacos, ñandúes, maras, liebres, vizcachas, perdices españolas, gansos, teros, lechuzas de las vizcacheras, tres pavos reales, dos caballos (un alazán y un tordillo) y un burro. En sus costas numerosas colonias de flamencos, cisnes, biguás, gaviotas, patos y en sus arboledas una infinita variedad de pájaros. En la Punta Norte hay dos ejemplares de chañares que sobrevivieron a las inundaciones.La llegada a la Isla tiene sus prolegómenos: en Guaminí hay que ir hasta el predio que tiene “La Sistina” junto a la laguna donde se puede dejar el vehículo con total tranquilidad y desde el muelle privado se aborda la lancha que en diez minutos cruza hasta el muelle de la Isla donde un carro menonita con capacidad para seis pasajeros, tirado por un cuatriciclo traslada a los huéspedes y equipaje hasta la mansión.
Suculentos desayunos y deliciosas meriendas, exquisitos almuerzos y cenas todo preparado esmeradamente por la joven chef Clara oriunda de Coronel Suárez al igual que Juan Emilio Vitali el también joven administrador de “La Sistina” desde el 2010, licenciado en relaciones internacionales; él es el contacto para las reservas, el que te lleva en la lancha, con el que haces al atardecer un hermoso paseo por la Isla en el carro menonita y el que está siempre atento para que hasta el más mínimo detalle sea perfecto. Completan el staff de la estancia Marcela la siempre sonriente mucama multifunción y Darío el encargado de todo el mantenimiento. Cuando hay asado y nosotros lo disfrutamos – al asador y con verduras a la parrilla – Eduardo “Pono” Hiriart hace maravillas.La pileta es magnífica, pero de agua salada de napa por lo que se debe nadar con los ojos cerrados; después de un lindo chapuzón las reposeras te invitan a tomar sol mientras algunas atrevidas perdices españolas pasan a tu lado y las golondrinas revolotean por la galería; algunas se golpean contra los vidrios, caen, se recuperan y retoman el vuelo pero algunas no tienen tanta suerte y quedan en el piso. El avistaje de aves, el safari fotográfico, el trekking, los paseos en carro o en bicicleta y los deportes náuticos kayak y canotaje son las actividades habituales.El repelente de insectos es imprescindible. Hay muchos a toda hora. Ocasionalmente funciona también como coto de caza mayor y menor. El servicio incluye alojamiento en habitación doble con baño privado, pensión completa incluyendo merienda, acceso a bar, servicio de habitaciones, conexión wifi, lavandería, piscina, paseos en carro o en bicicleta, safaris fotográficos, avistajes. No hay televisión. No incluye deportes náuticos ni degustaciones.
El ingreso es desde el muelle de Guaminí a las 11.30 hs. y la salida desde el muelle de la Isla a las 9.30 hs. El contacto es Juan Emilio Vitali jvitali@salenteintourism.comwww.estancialasistina.com
Un lugar ideal, encantador para un fin de semana de descanso lleno de paz, naturaleza y tranquilidad.
Jorge Martín