sábado, noviembre 23, 2024

República Checa: cómo disfrutarla con los sentidos

La  propuesta es emplear estímulos sensoriales para recrear aquellas experiencias que más tarde se podrán vivir en República Checa. ¿Se animan a probarlo?

La vista, el olfato, el tacto, el gusto y el oído son los cinco sentidos que acompañan a las personas durante su vida. Y en aquellos casos en los que alguno de ellos está ausente, otro se desarrolla de una forma extraordinaria. La complejidad del ser humano y su capacidad para soñar es otro de los grandes dones que nos ha regalado la naturaleza. Aprovechemos estas cualidades para viajar con los 6 sentidos. Sí, son 6, porque también incluimos el “sentido común” que, como dicen, es el más común de los sentidos, en este caso, el que nos lleva a quedarnos en casa y a desplazarnos solo lo imprescindible.

Paseando con la mirada

El sentido de la vista lo emplearemos para admirar grandes panorámicas, que nos ayudan a oxigenar la mente, y para observar lugares que enriquecen nuestra cultura viajera. En Chequia existen multitud de miradores y rincones especiales que brindan imágenes inolvidables y que ahora también pueden verse desde casa gracias a las visitas virtuales.

En destinos urbanos como Praga siempre hay que reservar unos minutos para despedir el sol desde el Castillo de Praga o desde el Puente de Carlos. Pilsen regala vistas encantadoras desde la pintoresca Plaza de la República. La impresionante Plaza de Přemysl Otakar II es la que focaliza las miradas en České Budĕjovice. En la elegante ciudad de Brno no se puede dejar de abrir esa ventana del ordenador que te lleva a la Villa Tugendhat o al Osario  de la iglesia de San Jacobo. Y, por último, Olomouc, que nos lleva de la mano por sus grandes atractivos turísticos.

La naturaleza, otra gran aliada de nuestras pupilas en estos días, nos regala espacios tan espectaculares como la Suiza Bohemia, un parque al que también se pueden realizar visitas virtuales. Los más aventureros tienen la opción de subir al Snĕžka, el pico más alto de Chequia, sin despeinarse. Casi se sentirán en el cielo cuando estén a 1.602 metros. O realizar un paseo por las nubes en la montaña Dolní Morava, con panorámicas desde su centro de montaña, o, incluso, a vista de pájaro.

Viajando con los aromas

El sentido del olfato es, quizás, el que logra trasladarnos de una manera más rápida en el tiempo y en el espacio. Cierra los ojos y trata de imaginar el olor del lúpulo, ese es el aroma que predomina en Žatec. Más familiar es el de la lavanda, con esa fragancia que nos recuerda a la infancia y que es tan relajante, así huele Olomouc. Si es el jengibre el que llega a tus fosas nasales, es señal de que no debes estar lejos de Pardubice. Y si, en este momento, lo que más te apetece es respirar profundo y sentir la naturaleza, el característico olor a pino de muchos ambientadores te recordará al Parque Nacional de Šumava, y a esas gotitas de frescor que sientes al pasar junto a las cascadas del Parque Nacional de Krkonoše. Ambos parques también ofrecen visitas virtuales.

Acariciando el alma

El tacto nos dice mucho de los lugares que visitamos, y en un país con más de 200 castillos y palacios abiertos al público algunos de sus elementos comunes nos hacen volar con la imaginación. La seda y el terciopelo nos sugieren nobleza y elegancia, la frialdad del mármol la vinculamos con la exclusividad, y las formas angulosas del mobiliario con la destreza de los ebanistas y otros artesanos que compartían su arte en todo el mundo.

Algunos de los palacios donde estos elementos brillan con luz propia son el Castillo y Palacio de Český Krumlov, que con los frescos de sus fachadas ya avanzan el lujo de sus interiores; el Palacio de Lednice, y su halo romántico; el Palacio de Kynžvart, con su bellísima biblioteca; los tonos pastel del Palacio de Manĕtín; y la fantasía arquitectónica del Castillo de Žleby. No dejes tampoco de admirar los bellos interiores de los palacios de Častolovice, Nové Mĕsto nad Metují, y Horšovský Týn.

Sabores dulces o salados

Algunos preferimos el dulce y otros el salado, pero en algo en lo que estamos todos de acuerdo es en que no concebimos viajar sin probar los sabores locales. Incluso cuando ha transcurrido mucho tiempo desde que se visitó ese destino, es fácil revivir la sensación cuando probamos una onza de chocolate de Litomyšl o de Brno, donde se fabrica el segundo mejor chocolate del mundo, según el International Chocolate Award. Chequia, con un chocolate muy afamado hasta la Segunda Guerra Mundial, está recuperando hoy día la tradición chocolatera. Igual de inolvidables resultan otros sabores como los quesitos de Olomouc, el jamón de Praga o los frgály de Moravia, unas deliciosas tartaletas con frutas, requesón y semillas molidas de amapola.

 Quizás no tengas en casa estos sabores, y te resulte más sencillo abrir una cerveza bien fría e imaginar que viajas a Pilsen para recorrer (virtualmente) la fábrica de Pilsner Urquell. Y si eres más de vinos, no hay problema, los de Moravia del Sur son estupendos. Aprovecha para leer algo de ellos antes de hacer una ruta enoturística por esta región.

La vida siempre con música

Melodías clásicas o lo último en pop rock, la vida siempre resulta más agradable con música de fondo. Elige tu banda sonora y disfruta del conjunto de 6 poemas sinfónicos ‘Mi patria’, del músico y compositor Bedřich Smetana. Imagina que estás en la impresionante sala Dvorák del Rudolfinum y siente la vibración de cada nota musical en tu cuerpo. Aunque… también puede ser que lo que más te apetezca sea moverte y desconectar al ritmo de la música. Si es así, no estaría de más que conocieras a Benny Cristo (era el representante de Eurovisión 2020), Mñága a Ždorp, Sebastian, Zvíře jménem Podzim y Tomáš Klus, cuyos vídeos podéis ver en YouTube y escuchar en Spotify. Sube el volumen, y ¡a disfrutar!

Pronto, muy pronto, podrás vivirlo todo en primera persona en República Checa. Mientras tanto, viaja con los 6 sentidos.
 
Si necesitas más información, no dudes en solicitarla en la Oficina de Turismo de República Checa.
 
www.czechtourism.com