Rodeada de sierras antiguas y arroyos que se anudan y desanudan en cascadas, la Villa de Merlo es un paraíso inagotable para familias que disfrutan descubrir paisajes paso a paso y entusiastas del turismo activo y el contacto con la naturaleza. Con senderos de diversos grados de dificultad, el trekking permite acercarse a las vistas panorámicas más impresionantes y a los aromas, colores y sonidos de un entorno cuidado que conserva su magia, en el noreste de la Provincia de San Luis.
Reconocida por su privilegiado microclima, Villa de Merlo se encuentra entre los 800 y 900 metros sobre el nivel del mar, al pie de las Sierras de los Comechingones, en el límite con la Provincia de Córdoba. Una temperatura media anual de 25 grados y la abundancia de días soleados, permite que esta localidad se erija todo el año como un destino ideal: tanto para quienes gustan de conocer los paisajes desde adentro en caminatas sin tiempo, en las que cada paso es un manantial de descubrimientos; como para quienes aman el turismo vivencial como un camino para expandir los límites del asombro y la curiosidad, además de los beneficios propias para la salud mental y física.
El entorno, rico en diversidad, se compone de bosques, laderas, arroyos, huellas, angostos atajos y agrestes caminos para transitar en camionetas 4×4. A cada paso, la flora nativa irrumpe con sus especies de hojas pequeñas, que conservan la humedad, y sus espinas que les sirven para defenderse de los depredadores. También aparecen las exóticas, con sus hojas grandes, y los arbustos rastreros, como la zarzamora, con su fruto característico. Los animales, ante la llegada de los visitantes, rehúyen del camino, más sus sonidos los hacen presentes.
Universo de agrestes caminos
Entre las sierras y bordeando los arroyos, van tomando altura cuidados senderos, muchos de los cuales han sido antiguas cuestas que transitaban los baqueanos en sus labores cotidianas. Algunos están marcados para autoguiarse en el recorrido; otros demandan la asistencia permanente de guías que no sólo indiquen el rumbo, sino que vayan paso a paso señalando los detalles imperdibles.
Villa de Merlo tiene habilitados seis senderos de dificultad baja, que pueden recorrerse en un rango de entre 40 minutos y dos horas, según los ritmos de caminata que se manejen y las pausas que se permita para tomar fotografías o realizar reconocimientos de flora y fauna. En rigor, los senderos de baja dificultad se realizan en terrenos ubicados por debajo de los 1200 metros sobre el nivel del mar y en jornadas de buen clima.
Los llamados senderos de dificultad media suelen contar con recorridos más prolongados. Se trata de cuestas que pueden llegar a atravesarse en unas cuatro horas de ida y cuatro de vuelta. En estos casos, la labor de los guías es fundamental; ya que tienen la capacidad de proyectar las salidas, calcular el tiempo, acompañar el periplo con botiquines, indispensables ante cualquier accidente, y mantener comunicación móvil permanente.
También es posible adentrarse en un recorrido más exigente, de dificultad alta, que permite llegar al filo de las sierras, donde los cambios climáticos son abruptos: la temperatura baja unos diez a doce grados respecto de la zona urbana de Villa de Merlo en un día de clima normal, y algo más si está nublado o hay viento. Esto demanda utilizar indumentaria especial y contar con experiencia en esta actividad, además de la compañía del guía. Se considera también recorridos de alta dificultad a aquellos que comprenden arroyos, en los que se requiere de las manos para progresar en el ascenso.
Villa de Merlo ofrece una amalgama de caminos para descubrir y explorar en una estadía prolongada o como para ir conociendo poco a poco, en sucesivas visitas a la localidad. Cada sendero habilitado posee cartelería física que describe las características particulares, el detalle del recorrido y su dificultad. Recientemente se ha comenzado a instalar un sistema de Código QR para poder acceder a esta información desde los teléfonos celulares; lo que permite conocer de antemano todo lo necesario como para decidir el sendero a recorrer más acorde a las inquietudes y necesidades de cada persona.
Un puñado de imperdibles
Entre los lugares predilectos de quienes arriban a Villa de Merlo para disfrutar del aire libre y la naturaleza, están la Reserva Florofaunística “Rincón del Este”; la Reserva Provincial Natural “Mogote Bayo”; la zona del “Azud de Piedra Blanca”; “Pasos Malos” y el “Mirador del Peñón Colorado”.
Entre ellos, se destaca un circuito nuevo, que se está desarrollando: el sendero de la “Cuesta de Damiana Vega”. Pensado para un público amplio, gustoso de las caminatas y una de las opciones para combatir el sedentarismo, se trata de una excursión de tres horas para disfrutar sin apuro. Inicia a 950 metros sobre el nivel del mar y alcanza los 1550, para luego emprender la vuelta, atravesando bosques de molles y dos arroyos, y finalmente arribar a un mirador imponente.
También viene generando mucho entusiasmo el “Sendero del Arriero”, que recorre la huella de arrieros, puntanos, baqueanos, que desde siempre los utilizan para trasladar sus animales entre las sierras y el valle y viceversa. Este camino permite al visitante conjugar la naturaleza con la historia, la tradición y la cultura, percibiendo en silencio el aura mística del lugar.
Salto del Tabaquillo
Casi arribando al límite con la provincia de Córdoba, en el extremo Este de la provincia de San Luis y saliendo por Ruta 5 desde Villa de Merlo, el Salto del Tabaquillo es uno de los lugares predilectos de los visitantes. Seis kilómetros de recorrido, que alcanzan los 1500 metros sobre el nivel del mar, desembocan en este paradisíaco espectáculo de la naturaleza: piedras, cascada y el verdor serrano en todo su esplendor, completan un cuadro imponente donde se enmarca esta pintura con todas las esencias en un ambiente diáfano y de aventura.
Se trata al mismo tiempo de una de las cascadas más altas y más accesibles de la zona, a la que se llega tras dos horas de subida, en un recorrido de dificultad media en el que además de caminar, hay que trepar entre las piedras. En días de mal clima, el recorrido es considerado de dificultad alta.
Una de las cualidades más sobresalientes del Salto del Tabaquillo es la diversidad de terrenos que comprende. Con la diversidad de aves en todo su esplendor, inicia el recorrido temprano en la mañana, avanzando en senderos dentro del bosque. Al paso de los caminantes, especies aromáticas van desafiando los sentidos. El segundo tramo tiene como principal protagonista al arroyo. La irregularidad del terreno demanda el uso de las manos en varios tramos para poder avanzar hasta llegar al Salto. Cuatro cascadas en el camino van preanunciando el espectáculo que finalmente quitará el aliento.
La excursión del Salto del Tabaquillo es reconocida por lo pintoresco de sus paisajes y por el desafío aventurero que constituye. Con el frío del invierno, representa un desafío extra ir saltando para tratar de no mojarse. Esta excursión es elegida por los amantes del deporte de aventura y por las familias que gustan descubrir paisajes agrestes. En el mismo Salto del Tabaquillo, las personas pueden además hacer escalada y rappel al lado de la cascada.
El sendero de vuelta, en tanto, ofrece espectaculares postales panorámicas del Valle de Conlara, límite oriental de la Región de Cuyo, que las miradas y fotografías intentarán capturar para siempre.
Encuentros cercanos
Acorde al contexto, guías turísticos de Villa de Merlo idearon excursiones de baja dificultad en derredor de la ciudad, que tienen muy buena aceptación entre familias y pequeños grupos de jóvenes que, a diferencia de otros años, eligieron bajar un cambio y apostar por el contacto cercano con la naturaleza.
Estas propuestas para salir a caminar se pueden realizar a la primera hora de la mañana, o estirando las horas de sol hasta el ocaso. Acompañados con bastones de apoyo, los visitantes eligen meterse en el monte para conectar con los aromas de la flora, con su tabaquillo, espinillo en flor, poleo, peperina y el burrito, características hierbas y flores, y con los sonidos de la fauna del lugar, con más de 200 especies de aves en el Corredor Costa de los Comechingones, en lo alto se aprecian águilas y cóndores; y con las postales de las sierras de frente en la ida y las panorámicas del valle en la vuelta.
El tiempo libre en el arroyo con los pies en el agua, los mates, las serenatas, imponen su ritmo a quienes se permiten vibrar con la frecuencia del lugar y enhebrar los días de estadía con las opciones que el excelso paisaje ofrece. Así, progresivamente, Merlo se posiciona entre los destinos más elegidos del país, con opciones de contacto cercano con la inmensidad de la naturaleza, compañera infaltable en este destino de excepción.