El mes de la Independencia se vive en San Miguel de Tucumán. Emblema de nuestra historia, marca el ritmo del Norte argentino convertida en centro urbanístico, comercial, gastronómico y cultural que invita a vivir una experiencia en un equilibrio con la exuberancia de las yungas a minutos de la ciudad.
Es que se trata de una provincia pequeña desde una mirada territorial con 22.524 kilómetros cuadrados de superficie, pero intensa desde la historia y la cultura que despiertan el orgullo en los propios tucumanos y de los visitantes.
San Miguel de Tucumán brinda paseos por la historia a través de sus edificios emblemáticos, como el Museo Casa Histórica de la Independencia que muchos eligen conocer ni bien llegan a esta ciudad. Claro que, si uno pasea por San Miguel, cualquier persona le va a recomendar esta visita, sus salas donde se relatan los momentos, los procesos históricos que desembocan en la Declaración de la Independencia Nacional son el clásico. En el atardecer, un espectáculo de luz y sonido lo trasladarán a los momentos fundamentales de nuestra historia. Cada visita, siempre con reserva y aforo, por la pandemia.
Si hablamos de aquellos tiempos, en la época colonial, eran unos “pocos miles de tucumanos” los que habitaban la ciudad que contaba con doce manzanas y desde lejos se podían ver a las cuatro iglesias y el cabildo, según destacan los historiadores como Felipe Pigna en su obra “Los mitos de la historia argentina I” (Páginas 391 a 402), donde también se relata que al igual que en Buenos aires, la noche tucumana concentraba las tertulias, encuentros sociales con música que convocadas por familias tradicionales. Hoy cada templo, cada casona, cada sitio integra el recorrido histórico de la ciudad, con sus fachadas arquitectónicas coloniales o con detalles neoclásicos como presenta la Catedral Nuestra Señora de la Encarnación y más aquí en el tiempo, el estilo modernista en la Casa de Gobierno.
“Siempre que recorro la Casa Histórica de Tucumán, la cuna de la Independencia, me lleno de emoción. Es un lugar muy emocionante, muy querido. Estar en Tucumán es un lugar que a uno lo llena de emoción, sabiendo todo lo que transcurrió ahí, la Batalla de Tucumán, la presencia del querido Manuel Belgrano, la Ciudadela, la presencia de San Martín y de Belgrano en la Ciudadela en 1813”, dice Felipe Pigna.
El historiador reflexiona sobre la provincia y destaca que “Tucumán, como Cuna de la Independencia, como esta Casa donde se discutió tanto, se debatieron proyectos tan interesantes como el primer proyecto de protección de la industria del vino en la Argentina propuesto por San Martín y Godoy Cruz, la Monarquía Incaica y, finalmente, la Sanción de la Independencia”, puntualizó.
“Pero –expresa– recorrer ese lugar, ese lugar tan mágico, tan querible para nosotros es profundamente emocionante. Cada vez que voy, y ya fui muchísimas veces, me lleno de emoción cada vez que piso la Casa histórica de la Independencia”.
Aunque el recorrido citadino tucumano, no queda aquí, la plaza Independencia, contiene la estatua de la Libertad, de la escultora tucumana Lola Mora y desde este espacio se percibe el epicentro urbano, con los edificios de importancia política y social. La historia se siente en unas veinte opciones entre museos y casonas, como el Museo de Arte Sacro (junto a la Catedral), de Historia Natural erigido junto al Instituto Miguel Lillo, el solar que perteneció al naturalista que dedicó su vida al estudio y desarrollo de la biología o el Museo Casa Padilla, que contiene la magnífica “Colección Padilla” de arte decorativo, obras europeas y objetos hispanoamericanos del pasado colonial.
Para el Presidente de la Asociación Tucumana de Guías de Turismo, Rubén Fernando Olmedo, la provincia se distingue porque combina la historia y la naturaleza: “Lo primero que se plantea a un turista recién llegado es desde plaza Independencia desde donde se visita la Iglesia catedral, el Museo casa histórica y ahí derribamos el mito de la “casita” de Tucumán que tiene ese recuerdo de dibujar en nuestra infancia las columnas torzadas de su fachada. mientras que el Salón de la Jura de la Independencia es original. Se trata de un recinto sagrado de la argentinidad, es el ámbito donde se desarrolló la Asamblea y cuando hay chicos en el grupo de visitantes les hacemos tocar ese piso histórico mientras una voz en voz, con aura de misterio relata la historia”, cuenta.
Además, relata Omedo, “la Casa Histórica, posee muchas habitaciones, en las primeras donde vivía la dueña, doña Francisca Bazán de Laguna que había heredado la casona de su esposo Nicolás Laguna y luego hay un segundo patio y, en el tercer espacio, donde hay huerta y hoy están los frisos sobre relieve de Lola Mora donde figuran los protagonistas de la historia y que ella se tomó la licencia de poner dos presidentes argentinos nacidos en Tucumán, como Julio Argentino Roca y Nicolás Avellaneda”.
Por Ley Nacional, San Miguel de Tucumán es la Capital Honorífica de la Nación y cada 9 de Julio, todos los actos se realizan en esta ciudad. “El Tedeum, el chocolate que se convida esa mañana, se realiza en San Miguel que, este año además, está todo preparado para re inaugurar el paseo en Plaza Independencia donde quedará iluminada la estatua de la Libertad de Lola Mora”, cuenta el Presidente de la Asociación Tucumana de Guías.
Hacia la modernidad. Claro que, en la actualidad, San Miguel de Tucumán ostenta una población de más de 600 mil habitantes que la convierte en la urbe más importante del Norte y marca el ritmo citadino que sorprende a quienes recalan por primera vez. Para muchos, después del mediodía y hasta la tarde, vuelve la tranquilidad a la hora de la siesta, pero la movida comienza desde el atardecer y hay opciones para todos los gustos. Muchos recomiendan recorrer la zona de las calles 25 de Mayo y Santa Fé, conocida como el “Barrio Norte” de San Miguel donde hay un gran abanico de opciones de gastronomía típica norteña como la humita, el locro, los tamales son parte de un clásico, los cartas gourmet de platos internacionales están a la orden del día en los distintos restaurantes.
“Es el Barrio Norte, donde está la Plaza Urquiza, el Casino, el Teatro San Martín y la Legislatura provincial”, destaca el presidente de la asociación tucumana de Guías de Turismo, Rubén Fernando Olmedo que recomienda también hacia el Sur, donde está La Plaza san Martín, como otro de los polos gastronómicos y de las movidas tucumanas”.
Tucumán es la provincia más densamente poblada de la Argentina y con una fuerte movida de la juventud, dado que está la Universidad Nacional de Tucumán con más de cien carreras universitarias, uno de los motivos de esta fuerte presencia que en Pandemia con el cierre de los boliches tal vez se dinamizó la movida gastronómica con las cervecerías artesanales y locales gastronómicos, que incluso, con los nuevos protocolos, se abrieron espacios al aire libre donde la gente disfruta de las salidas.
Aunque nadie se va de Tucumán, sin probar las famosas empanadas tucumanas que tienen hasta su fiesta en la localidad de Famaillá, “los locros bien punzudos”, recomienda Olmedo para saborear en invierno y que llevan cuerito, panza, chorizo colorado, poroto, zapallo y maíz” aunque también está toda la oferta de la cocina internacional y regional, por supuesto las empanadas, son parte de la cultura aquí. Pero una clave para quien quiere sentirse de san Miguel de Tucuman, es darse el gusto de probar el famoso “sánguche” de milanesa tucumano, con sus capas de milanesa, sus rodajitas de tomate fresco, lechuga en tiritas y aderezo que, si es picante, se convierte en una auténtica experiencia!.
De día y noche. Si algo caracteriza a Tucumán, es la vida nocturna. Durante toda la semana, en especial de jueves a domingo, el visitante podrá disfrutar de centenares de bares, peñas, pubs, discotecas, salas de juego y teatros. La actividad nocturna tucumana es constante, lo que genera una calidez con gran dinamismo a quien recorre sus calles.
Con sólo pasear por el centro, el microcentro o Yerba Buena, “una ciudad residencial como lo es San Isidro en Buenos Aires”, detalla Rubén Fernando Olmedo y donde el visitante se deslumbrará con las luces de los bares, pubs y peñas que con una atención cálida de excelencia, invitan a comer un buen plato acompañado de buena música ya sea en el interior o en las mesas de afuera, que por lo general, cuando el clima es agradable, son las preferidas de los turistas.
Para los amantes de la movida más urbana, el centro es la opción ideal y, para quienes prefieren mirar los cerros más de cerca y disfrutar de una brisa más fresca, en Yerba Buena, sobran alternativas. Durante la semana, quienes decidan salir a comer, pueden ir luego al cine, al teatro, a un pub o a una peña. Y más que nada los jueves, viernes y sábados.
El Mes de la Independencia tiene su anclaje en San Miguel de Tucumán y en todo el territorio de esta provincia que conjuga la historia, la cultura ancestral y la naturaleza virgen.
Una ciudad en medio de las Yungas. Se puede decir que la ciudad de San Miguel de Tucumán está prácticamente inmersa en las yungas más grandes del país, que acompañan la travesía hasta el cerro San Javier –a solo 20 minutos– y durante el día despliegan un sinfín de opciones de actividades al aire libre como el senderismo y el disfrute de la naturaleza que ofrece la Reserva Natural Experimental Horco Molle y el Jardín Botánico, inmersos en el corazón de una de las fitoregiones de mayor biodiversidad del país.
En la Villa El Cadillal, el dique Celestino Gelsi, elegido por todos para vivir una jornada a pleno con la naturaleza se despliegan los deportes náuticos como el kayac aunque los que buscan más adrenalina, tienen una cita obligada en Loma Bola para volar en parapente.
Durante todo el año, las yungas tucumanas están tan cerca de la capital que se convierten en una opción imperdible de naturaleza y aventura. Son apenas unos 25 kilómetros de San Miguel, por Ruta Provincial 340, que permite un fácil acceso a uno de los portales más atrapantes: Las Yungas y llegar a la cima del cerro San Javier.
La travesía une en su recorrido a las localidades de Yerba Buena; Villa Nogués; San Pablo, San Javier, El Siambón, Raco y El Cadillal son los destinos de los visitantes del todo el país, que buscan la combinación de aire libre, naturaleza, actividades, buena comida y confort. Ejes motivacionales que predominan en pandemia y que llegaron para quedarse.
Es aquí, donde la ciudad de San Miguel de Tucumán y sus alrededores ofrece su impronta de destino de turismo de naturaleza por excelencia, donde su oferta de recreación, deportes náuticos, ciclismo, parapente, cabalgata y golf se practican en medio de un ecosistema que lo convierten también en la Capital del Senderismo.