miércoles, noviembre 27, 2024

Una cripta de 300 años que irrumpe en el paisaje urbano

Qué hay en la Cripta Jesuítica de la Ciudad de Córdoba. Orígenes de un espacio lleno de historia, redescubierto por sorpresa durante una excavación. Dónde hay que ir y qué conviene saber para develar sus misterios.

El ritmo citadino, el paisaje arquitectónico y la cultura urbana de Córdoba Capital complementan la propuesta serrana característica de la provincia. Contrastan con el horizonte de cumbres que se asoma más allá, a lo lejos, donde se vuelve protagonista la fuerza de la naturaleza.

En la ciudad, los viajeros experimentan el cálido trato cordobés, que se manifiesta en cada interacción. Además visitan sitios de interés recreativo, tiendas en boga o simplemente recorren las calles, como en el caso de la elegante peatonal Rivera Indarte.

Cualquier paseo por esta senda puede llevar hasta su cruce con Avenida Colón. Lo que no todos saben de antemano es que en esta esquina de renombre se encuentra el acceso a la Cripta Jesuítica, un lugar que fue rescatado del olvido, repleto de misterios por descubrir.

Qué hay en la Cripta Jesuítica

De gran valor histórico, la Cripta funciona actualmente como museo de sitio, para que tanto lugareños como visitantes tengan la oportunidad de descender hasta las ruinas soterradas de lo que alguna vez intentó ser parte del Noviciado Jesuítico.

Para quienes ingresan a este rincón oculto de la ciudad de Córdoba la propuesta es explorar sus tres naves, conformadas por gruesos pilares que acompañan muros de ladrillo y piedra sin labrar. Se puede acceder de lunes a viernes, de 10 a 15 horas. En tanto la entrada es libre y gratuita.

Abajo, en cada recoveco aparecen objetos de interés cultural que remiten a los más de 200 años en que el lugar cumplió diferentes funciones. Las piezas expuestas vienen acompañadas por una sencilla descripción que da cuenta de esta larga historia.

Cabe destacar que, entre que fue construída y enterrada, la Cripta sirvió como casa de ejercicios para los jesuitas, o como dependencia de los padres betlemitas, entre diversos propósitos.

Orígenes de la Cripta Jesuítica

El predio donde se construyó la Cripta formaba parte del Noviciado Jesuítico, fundado en 1608. Construido en 1713, el nuevo espacio estaba destinado a los jóvenes novicios que originalmente tenían su sede en la Manzana Jesuítica, aunque la obra se postergó por cuestiones económicas.

En 1926 el lugar fue enterrado. Dos años más tarde, las autoridades de la ciudad decidieron ensanchar la calle Colón. Durante los trabajos, aparecieron en la superficie las bóvedas de la antigua construcción. Sin embargo, para completar el proyecto éstas fueron rellenadas con escombros.

Finalmente, la Cripta fue re descubierta en 1989 por trabajadores de la entonces activa empresa ENTel, quienes realizaban el zanjeo para el tendido subterráneo de cables telefónicos. A partir de este hito, se llevó adelante la puesta en valor del espacio, con particular énfasis en su recuperación arqueológica y arquitectónica. Hoy en día los resultados quedan a la vista de aquellos que deciden recorrerlo.