Ante la caída de las exportaciones de vino, el sector bodeguero reclama la eliminación de las retenciones y otras políticas estructurales que apuntalen la inserción internacional de la industria
Bodegas de Argentina, la cámara de la industria del vino de la República Argentina, pide al gobierno nacional que elimine la alícuota de 4,5% de derechos a la exportación que actualmente gravan al vino. Además, solicita apoyo para la promoción internacional y que se implementen políticas para reducir o eliminar los aranceles que pagan las bodegas nacionales para ingresar sus vinos en los principales mercados internacionales.
Durante los primeros siete meses del año, las exportaciones de vino embotellado han tenido una caída de 7,3% en términos de volumen en comparación con el mismo período de 2021, mientras que si se suman los vinos en granel la pérdida es del 20%. Según estadísticas del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), durante este período, las exportaciones totales de vino embotellado entre enero y julio alcanzaron 116 millones de litros contra los 126 millones de litros en 2021; si se suman los graneles el total en ese período de 2022 es de 160 millones de litros versus los 201 millones de litros del 2021. En términos de valor, entre enero y julio de 2021 fue de 514 millones de dólares -graneles y embotellados- contra 482 millones en el mismo período de 2022.
“Los números hablan por sí solos. Es por ello que consideramos imperiosa la necesidad de suspender los derechos de exportación con la finalidad de liberar recursos de las bodegas para reinvertir en el negocio, y mantener la demanda en el exterior en mercados sumamente competitivos. Hoy Argentina es el quinto productor mundial de vino, pero con mucho esfuerzo logra estar entre los diez exportadores mundiales. Las retenciones para un producto tan particular como el vino son desacertadas ya que las bodegas elaboran y venden un producto industrial con base agraria con alto valor agregado y marca en góndola. Es un producto muy sensible en precio, destacó Patricia Ortiz, Presidente de Bodegas de Argentina.
“Por otro lado, hace casi dos años que el tipo de cambio corre detrás de la inflación de costos que tenemos, lo cual reduce nuestros márgenes de exportación. En los últimos 12 meses esto ha causado pérdidas de 20 puntos porcentuales en la rentabilidad de un vino de exportación promedio que se consigue en 10 dólares en una góndola en el exterior”, sostuvo Francisco do Pico, Vicepresidente de la entidad. “Con el vino, botellas y cajas subiendo entre 80 y 100% de precio en un año, y este comportamiento del tipo de cambio, es lógico que veamos estos números en la exportación. Las últimas cosechas fueron malas en términos de volumen lo cual disparó los precios de la materia prima por encima de la inflación general. Asimismo, la falta de botellas por el incendio en una de las cristalerías que opera en el país disparó también el precio de ese insumo. Es una tormenta perfecta”, sentenció do Pico.
“El vino es un producto de consumo masivo en donde no se pueden trasladar los aumentos de costos a los precios en el exterior ya que los mercados dejarían de comprar al quedar desfasados de precio los vinos argentinos en comparación con los de proveedores de otros países. Si bien hoy vemos que la inflación es un fenómeno global, lejos estamos de poder aumentar precios por encima de la inflación que vemos en Europa o Estados Unidos”, agregó Ortiz.
“Sumado a estas problemáticas, la falta de acuerdos de libre comercio son otra de los obstáculos para la mejora de las exportaciones. El vino argentino paga aranceles para ingresar a distintos mercados en todo el mundo. Éstos se suman a las retenciones y le cuestan a la industria más de 40 millones de dólares / año. El arancel promedio para nuestro vino es de 5% cuando se evalúan los principales mercados de destino: Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, México, Unión Europea, China, entre otros. Entonces la cuenta neta de retenciones, reintegros a la exportación y aranceles de ingreso a los mercados resulta negativa para las bodegas.
Asimismo, la falta de inversión en la promoción del vino argentino y en la marca país en el mundo, dificultan la demanda del exterior. Hace décadas, que el Estado no encara una campaña de marketing sostenible de la Argentina en el exterior. Ello explica también por qué somos el país vitivinícola líder que menos exporta en proporción a su producción. Chile exporta el 90% mientras que Argentina solo el 25%, concluyó Ortiz.