La ciudad de Aranjuez fue fundada en las vegas formadas por la confluencia de los ríos Tajo y Jarama, un enclave privilegiado y lugar de gran belleza por los excepcionales entornos naturales que rodean la localidad.
Real Sitio y Villa de Aranjuez declarada por la Unesco en 2001 Paraje Cultural y Patrimonio de la Humanidad, está situada a 45 kilómetros al sur de Madrid, capital del reino, su origen y su historia se remonta a la antigüedad por asentamientos del Neolítico y de la Edad de Bronce, más tarde fueron los romanos los que vivieron en la zona, de hecho la localidad debe su nombre a un templo romano dedicado al Dios Júpiter, Arajovis (altar de Júpiter)
Tiempo después los árabes la llamaron Aranzuel, que significa sitio poblado de nogales, y se convirtió en un lugar estratégico durante la dominación árabe, por ser territorio fronterizo entre el reino musulmán de Toledo y los reinos de la Corona de Castilla.
Cuando los Reyes Católicos incorporaron Aranjuez a la Corona, comenzó a ser frecuentada por los reyes, iniciándose en cierta forma la historia actual de Aranjuez.
El primer rey Borbón que se asentó en la villa, fue Felipe V, durante su reinado e influenciado por su refinada educación francesa, el monarca convirtió la localidad desde la primavera hasta la llegada del verano, como marco administrativo de los Reales Sitios establecidos por la Corte itinerante.
Así durante su reinado surgieron las construcciones artísticas, palacios, parques, jardines e iglesias, sus sucesores Fernando VI, Carlos III y Carlos IV continuaron con las obras.
A comienzos del siglo XIX Aranjuez se encuentra otra vez de actualidad al firmarse el tratado entre Carlos IV y Napoleón Bonaparte, por el que se aliaron contra Inglaterra, este pacto fue aprovechado por el emperador francés, para invadir con sus tropas a España, tres años después marcando el principio de la guerra de la Independencia.
Y así comienza la historia más desgarradora de España, Aranjuez fue testigo y participante de ésta desagradable realidad.
En 1808 el clima de impaciencia e indignación del pueblo era incontenible, había comenzado la intranquilidad poco a poco, un cúmulo de factores, como la humillante derrota de la batalla de Trafalgar, el motín de Esquilache y la invasión despiadada de las tropas de Napoleón en el territorio español, unido todo al descontento general, incluso el de la nobleza y el clero, parecían llevar al país a una situación sin salida.
Finalmente la abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando VII obligado por Napoleón para colocar en el trono a su hermano José Bonaparte que se convirtió en el nuevo rey de España, hasta finales de 1813, que se firmó el tratado de Valençay por el cual Fernando VII recuperaba la corona, duró cinco años el mandato de José Bonaparte.
Las gentes, convencidas o manipuladas habían encontrado un único culpable, Godoy el Príncipe de la Paz, el todopoderoso valido de Carlos IV que parecía manejar todos los hilos de un conjunto de marionetas.
Aquel 17 y 18 de marzo de 1808 una legión de soldados, campesinos, vagabundos y sirvientes, el pueblo llano del Real Sitio, se alzó con las escasas y rudimentarias armas que tenían a su alcance y atacaron el Palacio Real y la casa de Godoy, consiguiendo hacer huir a las tropas enemigas, detonante para que finalmente España quedara libre y soberana.
El genial pintor aragonés Francisco de Goya, traslada al lienzo aquellos cuadros de horror (que él presenció) para asombro de generaciones futuras.
EL MOTÍN DE ARANJUEZ
Hoy más de doscientos años después de aquella histórica rebelión popular, todo ha quedado en motivo de celebración que vive y protagoniza el pueblo de Aranjuez y los miles de visitantes que acuden al Real Sitio en la primera semana de septiembre para volver a revivirla.
Más de 140 vecinos dan vida cada año a la crónica que recogen los «Episodios Nacionales» de Benito Pérez Galdós.
La escenografía del Motín comienza en la Plaza de Parejas y el Palacio Real, que se convierte en el escenario del levantamiento popular, en una enorme explanada de 7.000 metros cuadrados, la espectacular representación de los hechos que se desarrollaron entre el 17 y 19 de marzo de 1808 traslada a vecinos y visitantes a la corte de Carlos IV.
Con redobles de tambores y a la sola luz de las antorchas, toman y asaltan el antiguo Palacio de Godoy.
El potente sonido y la música creada expresamente para esta representación, los juegos de luces sobre las fachadas, los vistosos y coloridos trajes de época, los impactantes diálogos, los bailes, las luchas, convierten esta representación del Motín de Aranjuez en un espectáculo impresionante.
Estas Fiestas declaradas de Interés Turístico Nacional en 1990 indudablemente deben ser proclamadas Fiestas de Interés Turísticas Internacionales en breve tiempo.
Dentro de los festejos se celebra la Feria Taurina, cuya plaza de toros con más de doscientos años, es una de las pocas que quedan en pié del siglo XVIII.
El descenso Pirata del Tajo, tan atractivo como dar a conocer el tramo navegable del Tajo y un montón de sorpresas…
Una de las joyas de esta ciudad y origen de su esplendor, es el Palacio Real, en su interior se conservan los muebles barrocos, porcelanas y pinturas de los más afamados artistas.
Otro de los elementos representativos de Aranjuez, son sus famosos jardines, el jardín de Parterre de corte inglés donde destacan las esculturas de sus fuentes, otros dos jardines parten de este conjunto, el de la Isla, llamado así por extenderse entre el curso del Tajo y la Ría, es otro de los lugares por los que se debe pasear.
Más boscoso es el jardín del Príncipe, de estilo afrancesado y gótico, el curso del río, fuentes y plazas acompañan aquí la Casa del Labrador, se trata de otro palacete al estilo de los pabellones de Versalles, conteniendo gran riqueza ornamental.
No olvidemos el Museo de Falúas y La Real Bodega de Carlos III, fue construida en 1782, es tan interesante recorrer sus galerías abovedadas, como degustar sus excelentes vinos.
Otro motivo de visita en la ciudad, La Real Iglesia de San Antonio, la Casa de oficios y Caballeros, el Teatro Real, el Mercado de Abastos y el Casco Histórico del siglo XVIII.
Desde Madrid se puede tomar el Tren de la Fresa, antigua máquina y vagones del siglo XIX, con el encanto de ser recibidos por señoritas vestidas a la usanza de aquellos años, que van invitando a degustar las auténticas fresas de Aranjuez.
Para reponer fuerzas, nada mejor que recorrer algunos de los más de 100 restaurante de la ciudad, Casa Calle con estrellas Michelín, Casa José de ambiente taurino y el famoso El Rana Verde fundado en 1903, se dice que en las cocinas de Aranjuez, por ser Real Sitio, se degustan manjares de reyes.
En primavera hay paseos musicales por los jardines y el Palacio Real. Y la visita al nuevo Casino, no se debe perder, porque también podemos en sus grandes espacios, organizar bodas y eventos varios.
María Rosa Jordán