sábado, mayo 18, 2024

Córdoba: Tres lugares para visitar

Una ribera que nutre un bosque, sierras tapizadas de flores y una laguna oculta en lo más alto de la provincia. Prácticas de trekking, cicloturismo y otras opciones para quienes buscan percibir la primavera en los parajes naturales de la Córdoba profunda.

La ribera del Yuspe

La primavera potencia el ecosistema y la belleza natural del río Yuspe, que nace en lo alto de Los Gigantes. En Córdoba, es uno de los lugares ideales para presenciar el renacimiento de la vida silvestre tras la temporada invernal.

En su descenso, este curso de agua recolecta una infinidad de vertientes y arroyos que bajan por sus laderas. Este es el paisaje que los cóndores, habitantes locales, observan mientras sobrevuelan las copas de los algarrobos, sauces y cipreses que caracterizan la región.

A lo largo de su ribera, el Yuspe muestra una rica flora boscosa en la que conviven ejemplares autóctonos con otros exóticos, de origen europeo. Su trayecto está tapizado por quebrachos, molles de beber, chañares, álamos, pinos y cedros.

A este cuadro lo complementan las tonalidades lilas del lapacho, del que surge una bella flor a finales del invierno, cuando el árbol aún se encuentra desprovisto de follaje.

A la sombra de los troncos, entre las raíces y alrededor de otros arbustos viven su vida los gatos del monte, armadillos, zorros, comadrejas y pumas. Entre las aves autóctonas, además del cóndor, es posible divisar águilas, halcones peregrinos y colibríes.

A su encanto natural, se suman las demás características del paisaje que rodea el Yuspe, como los socavones, cajones de agua, quebradas y playas de arena. Esta combinación hace que cada vez más personas participen de experiencias de trekking para descubrir las particularidades de esta zona.

El recorrido del área es circular, atraviesa la denominada “Cuesta de los Caracoles” y permite apreciar una arbolada de antiguos mimbres y un proyecto de reforestación de tabaquillos, entre otras vistas poco conocidas de las sierras de Córdoba.

El cerro Champaquí

Apodado como “el techo de Córdoba”, para alcanzar esta cumbre se debe cruzar una secuencia de valles, arroyos, formaciones rocosas y todos los ornamentos naturales que ofrece la flora local. En este espacio, abundan romerillos, tomillos de la sierra y zarzamoras.

En primavera, el ascenso del Champaquí está cubierto de campanitas, verbenas rojas y azules, margaritas, pasionarias, ortigas, coronas de novia y cosmos. Entre los árboles, se ven espinillos, quebrachos blancos y colorados, moras, talas y chañares.

El cerro está ubicado 160 kilómetros al oeste de la Ciudad de Córdoba, en el cordón montañoso de las Sierras Grandes. Se trata de un espacio ideal para quienes buscan entrar en contacto con la naturaleza.

Arriba, en las alturas, es posible divisar cóndores, aguiluchos y caranchos. Entre las arboledas, otras aves dan cuenta del renacimiento de la vida natural. Allí, se ven benteveos, horneros, torcazas y loros alimentando a sus crías.

Un dato poco conocido del Champaquí es que, en las proximidades de su cima, se ubica una pequeña laguna. Una de las maneras de alcanzar esta formación es vía Villa Alpina, a través de una caminata de 40 kilómetros que dura aproximadamente tres días.

En la zona, también se encuentra el área de los Domos Geodésicos, donde se puede pernoctar. Son estructuras metálicas recubiertas de fibra de vidrio, desarrolladas mediante un sistema constructivo de bajo impacto.

San Clemente

San Clemente es otro de los lugares más bonitos para celebrar la llegada de la primavera. Allí, se lucen variedades de flora en gamas de colores que sorprenden a los visitantes del área, situada a 72 kilómetros de Córdoba capital.

Es posible recorrer estos senderos de eucaliptos, liquidámbares, pinos y espinillos mediante una experiencia de cicloturismo. Es una de las propuestas más elegidas a la hora de partir rumbo a bosques de pinos y algunas de las mejores vistas serranas de la provincia.

En el área, también se pueden realizar prácticas de trekking para descubrir los arroyos y cascadas que la región oculta entre arboladas y relieves cambiantes. Otra alternativa es visitar la estancia La Ernestina, ubicada entre San Clemente y Potrero Garay.

El espacio cuenta con diferentes opciones de alojamiento y brinda la posibilidad de participar de experiencias naturales como la recolección de zarzamoras, frambuesas, ciruelas y duraznos.

Otra de sus sugerencias es una práctica japonesa orientada a sanar espiritual y físicamente a través del contacto con el entorno. Denominada “Baño de bosque”, esta propuesta otorga beneficios para el sistema digestivo, de acuerdo a sus practicantes.

Se trate de hospedaje o experiencias, la región siempre permite apreciar sus curiosidades terrestres. Entre ellas, destaca la jumba o canchalagua, que al florecer anuncia lluvias, según relatan los habitantes del lugar.