viernes, noviembre 22, 2024

El análisis de la información turística en momentos de crisis.

Si los comienzos del pasado siglo  XX fueron  testigo de los grandes movimientos migratorios en Europa, en busca de mejores modos de vida,  sus últimas décadas lo fueron  de los grandes avances y progresos tecnológicos, de los grandes descubrimientos y de los cambios de vida más espectaculares, pero también el pasado siglo XX y lo que ocurre en el XXI han sido protagonistas de otro fenómeno migratorio, sin precedentes, y que produce también otro tipo de  desplazamientos por causas  mucho más amables: ELTURISMO.

Por ello, se hace necesario reflexionar sobre el fenómeno del turismo en momentos de crisis, porque nunca como en esta época, la sociedad había alcanzado mayor complejidad. Tan es así que conceptos como globalidad o mundialización son términos que se deben de tener en cuenta a la hora de emitir cualquier análisis que revista carácter de internacionalidad. Somos testigos y, a veces artífices, de una gran problemática social que a todos nos incumbe y que nos conduce a no pocos conflictos. Las causas, innumerables, pero para resumir, podríamos decir que la principal se debe a las grandes desigualdades, al irracional reparto de recursos naturales, a las hipócritas actitudes de los Gobiernos de los países más poderosos que actúan en detrimento de los más necesitados.

No podemos cerrar los ojos ante esta realidad objetiva: Los países ricos son cada vez más ricos y los países pobres se hunden, cada vez más, en sus propias miserias.

Esta circunstancia hace que los ciudadanos del primer mundo disfruten de una renta per cápita envidiable que les permite destinar parte de la misma al ocio, a los viajes, lo que redunda muy favorablemente en el sector turístico y a los Gobiernos le reportan pingües beneficios.

Al viajero le atrae por igual, cualquier lugar de Europa, como el poblado más primitivo de África o de América. El placer por los viajes aumenta día a día y el viajar forma parte de la filosofía del ciudadano medio occidental porque su salario le permite destinar parte del mismo a los viajes; al placer de viajar por viajar.

Por otro lado, la modernidad en la que estamos inmersos ha revolucionado los diferentes sistemas de vida y cómo no, el de las comunicaciones. Los sofisticados medios que utiliza la información, hacen que cualquier acontecimiento que ocurre en el rincón más apartado del planeta, sea conocido casi al instante. Es igual que sea un evento internacional de carácter deportivo, un acontecimiento social de gran relieve, una confrontación entre dos países, un atentado terrorista o cualquier catástrofe de índole natural como vemos casi a diario.  Sea lo que fuere, los sofisticados medios de comunicación se encargan de difundirlo, inmediatamente, por los distintos continentes de nuestro planeta.

Y es en este punto, cuando el informador tendrá que elaborar toda su información de la manera más rápida posible, además de demostrar  veracidad y objetividad. Con esto quedarán salvados su prestigio y su profesionalidad.

El profesional de la información turística, además de imprimir a su trabajo veracidad y objetividad, tendrá que implicarse mucho más, tendrá que aportar matices subjetivos porque ha de convencer. Tendrá que implicar a sus propios sentimientos y a sus emociones, porque de ellos dependerá que, quienes lean sus trabajos o escuchen o vean sus reportajes, se motiven lo suficiente para que nazca en ellos el deseo imperioso de viajar al lugar que se describe y que tanto cautiva. Para terminar, el informador turístico, ante situaciones verdaderamente dramáticas que no se pueden obviar, tendrá que desarrollar todas sus habilidades para destacar otros recursos, que siempre los hay, para mitigar en lo posible la realidad.

Concha Pelayo

Secretaria General de FEPET