Al pie de los cerros, en la zona urbana de Villa de Merlo y abrazado por una parquización campestre y reservas naturales, el Museo Kurteff emerge como un singular atractivo cultural que marida perfecto con las virtudes naturales de este rincón puntano. Se trata del primer museo de metaloplástica de la Argentina, un legado que sorprende e invita a recomendar a quienes se acercan a conocerlo.
Jorge Kurteff fue un artista extraordinario que nació en 1916 en Bulgaria y se crió entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, en un contexto de convulsión permanente que marcó su arte escultórico y su compromiso humanista y espiritual por la paz. En 1948, Kurteff llegó a la Argentina y, tras recalar en Buenos Aires y en Bariloche, se instaló en 1986 en Villa de Merlo, donde decidió dejar su arte para la posteridad. El Museo Kurteff contiene 200 piezas originales de este artista, que se inició en el arte cuando la posguerra llevó a sus manos chatarra bélica, latas, desechos y pedazos de una Europa en ruinas. El armado de sus primeros juguetes abrió camino a una carrera artística que le valió galardones con los años.
Este Museo es el único en el país dedicado exclusivamente a la metaloplástica, lo que lo convierte en una gema muy solicitada por quienes arriban a Villa de Merlo. En la obra de Kurteff, el ingenioso esculpido del metal cruza al arte con la historia, la espiritualidad y la resiliencia. Los visitantes se sorprenden tanto como se emocionan, al sentirse atravesados por esta conjugación, labrada en cobre, cobre esmaltado, bronce, plata, hierro y alpaca.
Un salón amplio con vitrinas detrás de las cuales relucen las piezas originales de Kurteff; otra sala con joyas que el artista elaboró para su esposa Aída y que fueron donadas por ella misma en 2006; una amplia y valiosa biblioteca con el material con que el mismo matrimonio practicó la enseñanza espiritual; completan el universo de este singular espacio cultural, enclavado en el 2370 de la Avenida de los Césares.
Este atractivo turístico en que las familias tienen la oportunidad de visitarlo siempre, dado que el costo de las entradas es muy accesible y se utiliza para su mantenimiento, y los niños y personas con discapacidad están cubiertas con pase gratuito. De esta manera, se cumple con el deseo de un Kurteff que decidió donar a la comunidad de Villa de Merlo el trabajo de toda su vida como una manera de dejar su legado a perpetuidad para la cultura del país.