El Gobierno Nacional decidió el jueves suspender a partir del sábado 27 de marzo los vuelos procedentes de Brasil, Chile y México, debido a los crecientes casos de coronavirus producidos en estos países. La medida entrará en vigencia desde el sábado.
Esos tres países se suman a al Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, sobre los cuales ya pesaba la suspensión de vuelos hacia la Argentina.
En la decisión administrativa, el Gobierno consignó la suspensión de vuelos directos aerocomerciales de pasajeros que tengan como origen «Brasil, Chile y México, a cuyo efecto la Administración Nacional de Aviación Civil, actuante en el ámbito del Ministerio de Transporte, instrumentará la suspensión de las autorizaciones y permisos».
En la resolución, la Jefatura de Gabinete exceptúa a «los vuelos hacia Argentina, con fecha de ingreso programada dentro de las 48 horas de entrada en vigencia de la presente; los vuelos necesarios para el regreso de las personas nacionales y extranjeras residentes que se encuentren en esos destinos, siempre que dichas personas hubieran salido del país previo a la entrada en vigencia de la presente con fecha de regreso programada posterior a las 48 horas de su entrada en vigencia».
«Para el ingreso gradual al país de las personas alcanzadas por el párrafo que antecede, el Ministerio de Transporte y la autoridad sanitaria nacional coordinarán las acciones para determinar los parámetros a aplicar a las operaciones de servicios de transporte internacional de pasajeros según las capacidades operativas de los pasos internacionales habilitados».
Esto implica más controles para los argentinos que regresen del exterior y mantiene la prohibición de arribo de extranjeros con fines turísticos.
Todos los viajantes deberán hacerse un testeo para poder abordar el avión con destino a la Argentina, otro examen al llegar al país y uno más al séptimo día de ingreso, con el costo económico a cargo del pasajero, señalaron las fuentes.
En caso de que el resultado del test sea positivo, al ingreso al país los viajeros deberán realizar otro testeo de secuenciación genómica y, junto con sus contactos estrechos, cumplir aislamiento en los lugares que indiquen las autoridades nacionales, hasta su traslado seguro hasta la residencia si correspondiera; con la estadía en esos lugares a cargo del pasajero.
En el caso de que el resultado del test sea negativo, al ingreso cursarán aislamiento en sus domicilios, y deberán realizar un nuevo examen para finalizarlo.
Quienes regresen del exterior estarán obligados a aislarse 10 días, contados desde el primer testeo realizado en el país de origen, y se controlará que quienes regresaron de viaje estén cumpliendo el aislamiento en sus domicilios.
Asimismo, los viajantes deberán declarar los lugares en donde estuvieron en los últimos 14 días previos al reingreso al país.
En caso de verificarse el incumplimiento del aislamiento, las autoridades deberán radicar una denuncia penal, de acuerdo con los artículos 205 y 239 del Código Penal, por violación a medidas contra epidemias y desobediencia a autoridad pública.
El Gobierno Nacional recomienda en forma enfática a «no viajar al exterior», indicaron los voceros, especialmente a aquellos que integran los grupos de riesgo, «a fin de evitar las dificultades y condiciones sanitarias exigidas al reingreso» y considerando «la rápida evolución de las condiciones epidemiológicas».
En el caso de Brasil y Chile es porque son países vecinos y tienen muy alta circulación comunitaria de la cepa de Manaos, mientras que México se incluye en la medida porque muchas personas vinieron contagiadas de allí, aunque con otra cepa distinta a la de Manaos.
Estados Unidos no fue incluido porque allí no hay transmisión comunitaria de la cepa de Manaos y tampoco hubo una gran cantidad de contagiados provenientes de ese país.