Las personas mayores normalmente pasan mucho tiempo en casa. Eso es casi siempre así, pero en los momentos actuales que estamos viviendo con la pandemia de coronavirus, la situación se hace más intensa ya que, aunque quieran, no pueden salir de casa o solo algunos minutos para hacer alguna de las gestiones permitidas, como ir al supermercado, a la farmacia o al kiosko. Y, claro, sacar a pasear al perro.
Sin embargo, con un poco de imaginación y voluntad, no hay razón para que se aburran o se apoltronen. De hecho ese tiempo libre forzado puede servir para estimular el cerebro, mover los músculos e iniciarse en actividades un tanto olvidadas.
La compañía especializadas en salvaescaleras para el hogar www.thyssenkrupp-homesolutions.es propone una serie de actividades, algunas muy originales para mantener la mente y el cuerpo activos y, de paso, crearse nuevos hábitos saludables que estimulan la creatividad.
La primera, mantener cierta actividad física. Aunque ahora ya no hay la escusa de dar un paseo o ir a buscar a los nietos al colegio, dentro de casa se puede mantener una actividad física que, aunque sea ligera, es imprescindible. Los expertos aconsejan que los mayores de 65 años practiquen, al menos, 150 minutos semanales de actividades físicas moderadas, aunque, si se puede, es recomendable más tiempo y que se realice cerca de la luz natural, junto a una ventana, balcón o terraza, ya que para mayores y jóvenes es necesario favorecer el cortisol, una hormona que incrementa los niveles de azúcar en la sangre y envía energía a los músculos y ayuda a combatir el estrés. También la luz natural estimula la producción de melanina que evita daños en las capas más profundas de la piel.
Aunque se tenga el día por delante y sin que nadie nos vea ni veamos a nadie, es aconsejable comportarse como en los días de más actividad: mantener los horarios de despertar, aseo personal, vestirse (nada de estar todo el día en pijama) y marcarse una actividad para cada día, no dejar tiempos muertos, mantener el contacto con la familia y los amigos aunque sea por teléfono, videoconferencia, chat, tableta o correo electrónico. A los abuelos les vendrá muy bien, pero a los demás también.
Hay que procurar estar al día y aprender cosas nuevas. Cuando se salía de casa, a veces se desayunaba tranquilamente en una cafetería mientras se ojeaban los periódicos. En casa también uno puede prepararse un buen desayuno, disfrutarlo con calma y ver las noticias en la tele o en el ordenador. Y para el resto del día, este elemento será fundamental. La mayor parte de los diarios y muchas revistas se cuelgan en la red de formas gratuita. Uno puede estar al día de los últimos cotilleos, el recuerdo de la historia y muchas cosas más. Una forma estupenda de llenar algunas horas, desarrollar la mente y… seguir aprendiendo cosas.
Aunque se piense que eso es cosas de jóvenes, Internet y las redes sociales son un fenómeno de estos tiempos y están aquí para quedarse. Una cosa es aprovechar todo lo que ofrecen y otra obsesionarse con ellas y dedicarles tres o cuatro horas diarias… hay cosas mejores que hacer con ese tiempo. Pero crearse una cuenta, contar algunas de tus cosas, compartirlas con gente que te interese y viceversa y saber cosas de otros puede abrir la mente y ocupar una parte de nuestro tiempo.
Este confinamiento que estamos obligados a cumplir es buen ocasión para intentar saber más sobre uno mismo.Y ya que estamos en Internet, no está mal utilizar las herramientas que ofrece y la capacidad de los buscadores para averiguar cosas sobre uno mismo: los orígenes del apellido, la búsqueda de familiares en remotos lugares, los personajes ilustres o no relacionados con uno. Puede ser una búsqueda apasionante… e interminable. Para que, además, sea útil hay que trasladar lo descubierto a un archivo y completar, si es posible, con fotos o documentos relacionados.
No está mal tratar de recuperar las viejas imágenes que están en el trastero o perdidas en viejos álbumes guardados y ponerlos en orden. Es una forma de recordar los viejos tiempos y revivirlos. Y ya puestos, además de organizarlos por años o por familias no está mal añadir algún comentario, buscar la fecha aproximada, nombrar a los fotografiados. Los más manitas pueden incluso escanearlas las fotos y guardarlas en un CD o un pen drive. Y todas esas fotos que tenemos en el móvil se pueden pasar al ordenador y aprender cómo hacer álbumes Online que algunas empresas ofrecen y que luego se pueden imprimir y mandar a casa.
Ahora que se tiene más tiempo y aunque las visitas al súper o al mercado se distancien (siempre cabe la posibilidad de hacer pedidos por teléfono o por Internet), es el momento de animarse a preparar platos originales y darles un toque exclusivo. Hay muchas recetas en la tele o en Internet, también en las revistas digitales. En todo caso hay que buscar comida sana y variada, evitar los carbohidratos no caer en la tentación del picoteos, ahora que son tan fáciles en la puerta de al lado.
No hay que tratar de ser un Velázquez, tampoco un Picasso, pero la pintura da muchas satisfacciones, llena un montón de horas, engancha y, además, al final se consigue una obra mejor o peor, pero con la certeza de que la siguiente siempre será un poco mejor. Si uno no se anima con el óleo, están la acuarela, el pastel, la pintura acrílica… o los lápices de colores. Todo es animarse. Y si la pintura parece excesiva, hay mil pequeñas artesanías que, además, permiten activar el cerebro y las manos: macramé, ganchillo, punto, encaje de bolillos, muñecos de plastilina, pequeñas bisuterías, construcción de miniaturas… ¡Todo esto se puede comprar por Internet!
Por supuesto leer y aprender. Es seguramente un tópico, pero la lectura es una de las grades cosas en todas las edades. Muchas veces nos hemos amparado en la frase “es que no tengo tiempo”. Bien, eso ahora ya no vale, hay tiempo, mucho tiempo y mucho que leer. Por supuesto están las novelas o los libros de historia, también los de viajes y aventura, pero quien se anime puede aprender lo esencial de un idioma, hacer un curso (hay cientos gratuitos Online) o animarse a hacer una carrera, nunca es tarde…
Y, claro está el recurso de la tele. Sin duda es uno de los grandes medios de entretenimiento. Pero se puede probar, ahora que la oferta es enorme, a olvidarse de los programas de siempre y descubrir otros nuevos. Hay series apasionantes, grandes y medianas películas, canales temáticos, tertulias que no hablan siempre de lo mismo, emisiones en otros idiomas, grandes reportajes…
Andrés Alonso