Ahora sí que tenemos tiempo de convertir nuestro ocio en aventuras literarias. Autores de todo el mundo han escrito obras icónicas para divertirnos y emprender con nosotros, los lectores, las más atrevidas experiencias.
Más que libros sobre viajes son obras que nos trasladan a esos sitios de la mano del autor: admiramos con ellos los hermosos paisajes y la gastronomía de cada lugar. La idiosincrasia de los personajes nos ubica en fechas en la que no vivimos, pero admiramos por todo lo que se logró en ellas.
Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes y Saavedra (1605)
Ya podremos imaginar por qué este clásico resulta el primero. El Don Quijote marcó el mundo literario y su autor se erige como el más grande de todos los tiempos. A través de esta primera parte descubrimos parajes a modo de espejismos, pasamos por esta realidad a través de dos versiones: la del protagonista y la del narrador.
Alonso Quijano visita lugares de la Mancha, los cuales son descubiertos con sus ojos de caballero andante. Los molinos de viento: gigantes de “brazos largos” pudieron ser los primeros en asestarle la lección que no aprendería. Así continúan sus travesías por toda Castilla-La Mancha, para abarcar regiones como Albacete, El Toboso, Toledo o Villahermosa. La invitación está hecha, ¡a disfrutar!
La vuelta al mundo en 80 días, de Julio Verne (1872)
Otra de las más brillantes obras que se han escrito. Resulta genial cómo su autor combina la obsesiva sicología del personaje Phileas Fogg con su capacidad por realizar algo que era impensable, algo que aún hoy es difícil.
Aquí salimos hacia otras partes del planeta, visitamos París, Bombay, Hong Kong, Yokohama, hasta llegar al otro lado del Atlántico: New York, San Francisco. Finalmente ganó la apuesta llegando a Londres con un día de adelanto, gracias a los cambios de horario. Propuesta interesante para descubrir diversidad de sitios en un mismo ejemplar.
Heidi, de Johanna Spyri (1880)
Libro infantil que regala a los pequeños un relato lleno de hermosas experiencias en las montañas de Suiza. La relación entre la niña y su abuelo transcurre en un paraje lejano donde nos insertamos como lectores a descubrir maravillosas sensaciones.
Pero es un libro que nos muestra también los valores humanos que debemos cultivar en esta temprana edad.
Las verdes colinas de África, de Ernest Hemingway (1935)
El libro surge porque su autor, gran conocedor de los safaris africanos, decidió plasmar la vida de la naturaleza salvaje en el oscuro continente. Antílopes, leones, tigres son los actores principales de estos paisajes febriles y la excitación que produce la caza.
El explorar e indagar en el ser humano, a través de un realismo cinematográfico siempre han sido cualidades que Hemingway emplea en cada libro. Aquí “el hombre” llega a sus instintos más primarios, y la pasión y el deseo se vuelven filosofías de supervivencia.
Diarios de motocicleta, de Ernesto “Che” Guevara (1992)
Por América Latina anduvo un hombre con una visión, la cual vio plasmada en otro momento de su vida. Pero este libro que nos ocupa relata la vida venturosa del joven médico Ernesto antes de convertirse en el guerrillero heroico “Che” Guevara, como es conocido en la actualidad.
Partió de Argentina en “La Poderosa” la motocicleta que no resistiría el largo camino por los pueblos de Perú, Bolivia, Venezuela, Chile y Colombia. Su amigo Alberto Granado fue su gran acompañante. La saga permite descubrir lo más humano de su protagonista.
Viaje a través de las Antillas, de Patrick Leigh Fermor (1962)
Mediante un culto sentido del humor el autor nos relata la experiencia personal por las islas antillanas. El paisaje y la cultura de sus personajes hacen de esta obra un clásico de los viajes al Caribe.
El libro se divide en 13 capítulos cada uno de los cuales está dedicado a una o varias de las grandes o pequeñas Antillas. El interés genuino por lo nuevo nos hace beberlo para tomar nota de los detalles más inhóspitos de la región.
En las antípodas, de Bill Bryson
Constituye un clásico de la literatura de viajes que relata el viaje que su autor realizó a finales de los noventa por Australia. Allí encontró un sitio, con otro clima y otra fauna. Según Bryson es otro universo a descubrir.
La isla más grande del mundo habitada por canguros, cocodrilos, serpientes resulta ser un sendero para los más atrevidos. Resulta un lugar fascinante del cual podemos enamorarnos.
Fuente: Caribbean News Digital