Dos ejemplares adultos Franco Austral se vieron el la zona norte de Madryn, cerca del Muelle Storni.
En medio del aislamiento obligatorio por la pandemia del coronavirus, aparecieron en Puerto Madryn las primeras dos ballenas que visitaron las costas de la ciudad. Estas especies, habituales en la zona, son conocidas con el nombre de Ballena Franca Austral.
La Ballena Franca Austral, declarada Monumento Natural Nacional en 1984, es uno de los mamíferos más grandes de todo el mundo: un macho promedio mide unos 15 metros de largo y pesa alrededor de 50 toneladas.
La temporada oficial para el avistaje empieza en junio hasta mediados de diciembre y durante 7 meses, aprovechan las aguas calmas de los Golfos Nuevo y San José para reproducirse, dar a luz y acompañar a sus ballenatos en las primeras incursiones por el fondo del mar. Por sus condiciones naturales, Península Valdés fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1999, y fue elegida por la revista National Geographic como uno de los 10 mejores lugares de todo el mundo para ver ballenas. En este sentido, mientras dura la temporada, las “Gigantes de Valdés” se cuentan de a cientos, lo que garantiza avistajes dinámicos, de varios ejemplares, en diversas situaciones y comportamientos.
“Como sucede todos los años, en otoño los ciudadanos de Puerto Madryn observamos hacia el golfo en nuestras caminatas para buscar las primeras ballenas. Los guardaparques municipales del Área Natural Protegida “El Doradillo”, una zona de playas que se encuentran a sólo 15 kilómetros de la ciudad, que tienen una extensa costa de 25 kilómetros, son los más privilegiados ya que por su trabajo suelen ser los primeros en divisarlas”, destaca el Secretario de Turismo de Puerto Madryn, Marcos Grosso.
“Esta experiencia única que se vive todos los años en Puerto Madryn, se empieza a intensificar en el mes de junio para comenzar con los avistaje embarcados desde Puerto Pirámides”, agregó Grosso
A sólo 15 kilómetros de la ciudad, el Área Natural Protegida El Doradillo es uno de los mejores lugares para ver de cerca las rutinas de cortejo, nacimientos y cómo las ballenas madres les enseñan a nadar a sus crías de una punta a la otra de la playa. De acceso libre y gratuito, es un espectáculo único en el mundo que se recomienda maridar con unos mates y canasta de picnic.
El avistaje costero es una experiencia totalmente diferente, complementaria, a los avistajes embarcados que se ofrecen en Puerto Pirámides, el único pueblo dentro de la reserva natural Península Valdés. En lanchas, gomones y catamaranes, estas excursiones se extienden una hora y media aproximadamente, se pueden durante el día o bajo la luz del atardecer, y son acompañadas por guías de naturaleza con muchísimo conocimiento en la materia, expertos en divisar ballenas a lo lejos.