La primera quincena de enero cerró con poco movimiento de turistas, estadías más cortas, y un público cauteloso al momento de gastar dinero en comercios, gastronomía y actividades culturales.
La crisis económica no sólo impacta en los reconocidos balnearios y tradicionales puntos turísticos bonaerenses; también se traslada al resto de la región donde aumenta la preocupación y la incertidumbre en los pequeños y medianos comerciantes de balnearios más chicos, lagunas y pueblos rurales.
“Finalizó la primera quincena de enero y el sector turístico bonaerense muestra preocupación a partir de los indicadores. Definitivamente, la grave situación económica que atraviesa el país, sumada al impacto de las últimas medidas del actual Gobierno, se hicieron notar en el sector turístico bonaerense”, asegura Camilo Alberto Kahale, presidente de la Federación Económica de la Provincia de Buenos Aires (FEBA).
En general, administradores de hoteles, locales gastronómicos y balnearios, y el sector cultural y de entretenimiento, coinciden que los índices de ocupación y el nivel de consumo bajaron en la primera quincena de enero de 2024, comparando con el mismo período del pasado año.
El Ente de Turismo y Cultura de Mar del Plata informó que durante la primera semana de enero recibió a más de 307 mil visitantes, lo que significó una ocupación hotelera del 68,8%. Durante el mismo periodo de la temporada pasada ese número había superado los 325.000. Por su parte, desde el Colegio de Martilleros y Corredores Públicos de Mar del Plata, aseguran que la ocupación de casas y departamentos destinados a alquileres temporarios estuvo entre el 60 y el 70 por ciento durante la primera quincena, cuando en 2023 había alcanzado casi el 100 por ciento.
“A lo largo y ancho de la Provincia de Buenos Aires las situaciones son diferentes, pero en términos generales desde el gobierno bonaerense hablan de una baja del 20 por ciento en la actividad turística en comparación con la primera quincena de enero del pasado año. La preocupación de este sector es muy importante, porque el turismo es la quinta actividad que más aporta al Producto Bruto Geográfico (PBG) bonaerense. La caída de ingresos en este sector, especialmente en temporada alta, impacta de lleno en la mayoría de los municipios de la región, en sus comerciantes y empresarios, en las fuentes de trabajo, en miles de familias que esperan a las vacaciones para hacer una diferencia económica”, asegura Kahale.
Muchos empresarios y analistas del sector eran cautelosos en la previa del inicio de enero, especialmente por la baja demanda de reservas y bajo movimiento en los principales centros turísticos bonaerenses, registrado durante las dos últimas semanas de diciembre -Navidad y Año Nuevo-. “Según las diferentes Cámaras y Entes Turísticos, no sólo no aumentaron las reservas, sino que, por el contrario, las estadías de los turistas fueron más cortas”, comenta el presidente de la Federación Económica de la provincia de Buenos Aires. Y agrega: “Centros estratégicos como Mar del Plata, Pinamar, Villa Gesell, entre otros registraron una ocupación que rondó entre el 60 y 65 por ciento; lo mismo ocurrió en la zona de Sierra de la Venta o Tandil, por nombrar solo algunos. La crisis económica impactó en toda la Provincia y la preocupación del sector es cada vez mayor”.
El rubro gastronómico y de entretenimiento son los que más sintieron la merma desde fines de diciembre de 2023 al cierra de la primera quincena de enero de 2024. La Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (UTHGRA) marcó que el consumo turístico de la primera quincena fue “flojo” en el sector gastronómico, con respecto a las últimas temporadas. “Definitivamente estamos ante un turista muy gasolero, que mide cada peso, y que opta por vacaciones con menos salidas. La incertidumbre del contexto hace que la gente sea más cautelosa al momento de gastar y consumir”, agrega Camilo Alberto Kahale.
La merma de movimiento turístico también se hace notar, y fuerte, en aquellos puntos bonaerenses no tradicionales para el turismo de temporada alta. “Ciudades con lagunas, pueblos rurales con otro tipo de atractivos, paradores menos visitados durante el año y que esperan ansiosos la temporada alta o los fines de semana largo, también sienten y mucho la poca afluencia de turistas”, comenta el presidente de FEBA.
La segunda quincena de la temporada de verano suele tener mayores niveles de ocupación y reservas, y si bien las autoridades y los operadores esperan mayor movimiento en reservas y un turismo de más consumo, la incertidumbre prevalece. “El recambio de quincena arrancó con gran afluencia en las rutas, los operadores indican de un pequeño repunte en las reservas. Veremos cuál es el balance final al cerrar enero”, concluye Kahale.